ojO -Revoluciones por Minuto-


Otra de ojO, presentando su disco "Revoluciones por Minuto" grabacion de la tocata en vivo del dia 18 de Febrero del 2006.

Este es el comentario de Mus.cl para esa tocata:
ojO, Come Perro Fuma Gato, PU, Drackones y Vintras

Centro Cultural San Francisco 771, sábado 18 de febrero
$1.500

Luis Felipe Saavedra

En el centro de Santiago casi no circula gente un sábado de febrero. Sólo permanecen abiertas algunas botillerías para calmar la sed de los que no salieron a vacaciones. El sábado pasado muchos de esos desafortunados compraban cervezas heladas para luego tomárselas en una casa vieja, sin ningún tipo de identificación, que queda en el número 771 de la calle San Francisco. Ahí, por mil quinientos pesos, uno se podía someter, voluntariamente, a una terapia de shock con el ruido más infernal que se puede oír por estos días. Un festival noise con cinco nombres para anotar.


Desde hace un tiempo, una pequeña escena que apunta hacia el ruido, conformada por músicos de sellos venidos del punk y de la experimentación, se está formando en Santiago. En diciembre, durante cuatro semanas, pasaron por el Taller Sol de la plaza Brasil decenas de desconocidos nombres donde la abyección sonora fue la apuesta. El ciclo se llamó Fobia e incluyó a gente como Namm, Come Perro Fuma Gato, Maje Fotum y Coleóptero, entre otros. De esa experiencia quedó un disco, que el sábado se podía adquirir a mil quinientos pesos en una tiendita dispuesta a la entrada de la gran casa, atendida por los mismos músicos y que estaba llena de otros títulos novedosos a precios módicos.

El cartel anunciaba que los grupos empezaban a las 20 horas puntualmente, pero como el ambiente era familiar, con una hora de retraso salió al espacio dispuesto como escenario Ojo, un ensamble con miembros de las bandas Diablo, Fracaso, Antitrust y Marcel Duchamp. Sin presentación ni esperar que alguien se acercara a mirar, Ojo comenzó con su desenfreno informe. Saxo, sampler, dos baterías y guitarra a mil por hora, en una sección sin espacio para silencios o pausas. Ésa era la idea, parece: echarlo todo afuera, sonar cada vez más fuerte, crear una capa de ruido que ahuyentara hasta a las cucarachas. Y lo lograron, porque de las no más de treinta personas que a esa hora habían llegado y que se repartían entre el patio y el interior fumando o tomando, muy pocos les prestaron atención. Para muchos, ese recital en plenas vacaciones fue una buena excusa para encontrarse con amigos.

Poco después, y con ciertos problemas con el sonido, apareció en escena un personaje que cubría su cabeza con un pasamontañas al estilo altiplánico y no tenía más que un pérsonal estéreo viejo, un teclado de juguete y un efecto de delay al frente suyo. El hombre era Cerebro, del dúo andino Mostro, que en Come Perro Fuma Gato explora su lado más oscuro. Arriba de él, una gran proyección mostraba a gente deforme a cargo del colectivo visual Porerror, con el ambiente propicio para que el hombre con la cara cubierta realizara su performance. Primero calmo, luego más pesado y rítmico, Cerebro comenzó con sus contorsiones corporales y jadeos captados por un mini micrófono alojado en su boca. Del pérsonal salían golpeteos saturados a los que se sumaba algo de teclado y muchos gritos casi animales. La emoción llegó a tal punto que, en uno de esos contoneos, Cerebro tiró de los cables hasta desconectar el complejo entramado, lo que dio abrupto término al show. Algunos aplausos se dejaron escuchar.

Para ese momento, cerca de las 23 horas, había llegado un grupo de personajes vestidos de negro y pelos de colores, con estética oscura. "¡Cáchate los Marilyn Manson!" fue un comentario en voz baja. Era público que venía a ver a los tres nombres que faltaban. Primera unidad, de pinta, parecía más un DJ de club que un músico oscuro, pero desde un principio dejó claro que su música no tiene nada de liviana. Con un PC y un controlador midi, Andrés Martorell creaba atmósferas pesadas, repetitivas, con sonidos de interferencia y errores digitales. Durante más de media hora consiguió mantener atentos, casi con los ojos cerrados, a los que estaban cerca. Su show también se vio favorecido con las proyecciones, que ofrecieron un espectáculo hipnótico.

Luego fue el turno de Drackones, de la misma familia que Primera unidad, solo que algo más ambiental en su propuesta. Su show duró muy poco pero mostró una cara más amable de lo que vendría después. Cuando ya muchos, posiblemente agotados auditivamente, habían descartado la idea escuchar y se entregaban a la conversación con amigos, salió para su público Sergio Pardo, alias Vintras, vestido con botas y pantalón militares y sólo con un secuenciador sampler Electribe y un micrófono. Como dice en su página web, lo suyo es death industrial, o sea, lo más oscuro y pesado de la electrónica. Vintras cantaba y su voz salía convertida en ruido a través de las máquinas mientras las bases sonaban como martillos en la cabeza. Todo eso, más su estética cercana al fascismo y un extenso repertorio, realmente dieron miedito.


Temprano, quizás demasiado para una noche de febrero, cerca de las 12.30, el festival noise había terminado. No se puede asegurar que la gente haya salido energizada de la experiencia. Y el que no quedó con un pito en la oreja es que ya venía sordo.

ojO - Come Perro Fuma Gato - Primera Unidad - Drakones - Vintras